Desde el pasado 1° de septiembre la facturación electrónica se convirtió en el lenguaje obligatorio entre los grandes contribuyentes.
En este sentido se ha evidenciado que, para poder cumplir con este requerimiento, estas empresas han tenido que pasar por un intenso proceso de preparación y aun así son muchas las entidades que, al no haber solicitado prórroga para su implementación, están incumpliendo con este requerimiento, arriesgándose a grandes consecuencias que van desde sanciones económicas hasta el cierre temporal del establecimiento.
Fuente: Actualicese.com